sábado, mayo 31, 2008

QUINTO TRANCO


Cuando me preguntan cual ha sido la conquista más grande de los trabajadores en el siglo pasado, yo respondo provocadoramente que ha sido de automóvil. Con el transporte desaparecieron a la par la fatiga y su duración. Pienso en Ford y en su siglo, mientras los historiadores y los sociólogos exaltan, casi todos, las conquistas de los derechos humanos. Pocos piensan en el coche; tal vez ya no se habla de ello porque el automóvil, como servicio privado, se ha convertido en un duro impedimento para nuestra vida colectiva y no ya en un recurso a causa de la desaparición del espacio.

También ha habido progresos en la vida cotidiana. Recuerdo que en el siglo pasado tuvimos largas discusiones sobre el uso los electrodomésticos, acerca de si debía ser colectivo o particular de cada familia. Yo siempre estuve atento a los cambios del consumo tanto de las familias obreras como campesinas. Hacia la mitad del siglo pasado, los consumos populares conocieron una profunda transformación: los electrodomésticos y los productos portátiles fabricados en serie cambiaron la vida de las mujeres. A menudo el sindicato no entendió su alcance, pero estos inventos resolvieron de repente los problemas del tiempo y del espacio, anulando una gran parte de la fatiga cotidiana. Quizá la revolución de los consumos ha tenido una importancia similar a la revolución industrial, incluso porque ha estado acompañada por un profundo cambio en el modo de trabajar. Se consumían los años del fordismo.

Mirando las fotografías de hace cien o cincuenta años sorprende la `visibilidad´ del trabajador, del proletario. Era diferente del resto de la población en su forma de vestir e incluso en su aspecto físico. Más tarde –digamos que entre 1945 y finales del siglo pasado— hubo una transformación que se ha traducido en un consumo uniforme. Era aquella una época en que incluso la gran industria tenía interés en producir bienes que estuvieran al alcance de la mayoría de la población. A continuación fue calando la idea del enriquecimiento de repente con la especulación financiera. Producir para los demás o sólo para uno mismo es una diferencia que tendrá en el futuro una importancia todavía mayor.