miércoles, mayo 14, 2008

UNDECIMO TRANCO


A veces me pregunto si la violencia, en lugar de ser un medio para la política, no se ha convertido en un fin; me interrogo si tenemos necesidad de la violencia como condición vital, y entonces es cuando la relación entre pasado y presente toma un perfil preciso: el de la responsabilidad. La guerra nos convierte en mil veces más responsables que ayer con respecto a los destinos colectivos.


Un problema que se plantea hoy de manera particularmente aguda es la relación entre los derechos humanos, las conveniencias y las necesidades inmediatas. Los países en vías de desarrollo tienen necesidad, para sobrevivir, de exportar. Pero exportan sobre todo violando los derechos humanos en materia de trabajo. Si nosotros, después de un atento examen caso por caso no conseguimos resolver el contraste ¿qué podemos hacer?


Si estamos obligados a elegir, debemos escoger la opción como una solución provisional, lo que deja completamente abierto el problema del futuro: en el futuro los derechos humanos y las necesidades contingentes encontrarán su arreglo. Esta no es una receta de consuelo ni optimista; se trata de aceptar la realidad incluso en sus contradicciones.